Cuidar de Ti Misma en Cada Etapa: Bienestar Integral para la Mujer
Dra. Lucia Estefania Cervantes Muga
El bienestar de la mujer no se define por una fórmula única. Es un viaje continuo que cambia conforme avanzamos en edad, experiencia y circunstancias. Cada década de vida trae consigo nuevas preguntas, aprendizajes y prioridades. Lo que necesita una joven universitaria no es lo mismo que busca una mujer en la plenitud de sus 50. Pero hay algo que todas comparten: la importancia de cuidarse de manera integral.
Este es el momento para sentar las bases de un estilo de vida saludable. A menudo, la energía abunda y el cuerpo responde con rapidez, pero eso no significa que sea invencible. Es una etapa ideal para crear rutinas que perduren.
Incorporar proteínas y alimentos ricos en hierro ayuda a sostener la vitalidad del día a día, mientras que el calcio se convierte en un aliado silencioso para los huesos del futuro. En cuanto al ejercicio, moverse con intención —ya sea corriendo, bailando o haciendo fuerza— fortalece más que el cuerpo: refuerza la disciplina. Y no menos importante, cuidar la salud mental se vuelve clave. Técnicas simples como escribir un diario o practicar la respiración consciente pueden marcar la diferencia frente al estrés de la vida adulta emergente.
A medida que las responsabilidades crecen, también lo hace la necesidad de cuidarse más. El cuerpo ya empieza a reaccionar distinto, y encontrar momentos de pausa se vuelve esencial.
La alimentación debe adaptarse: más calcio, más fibra, más vitamina D. Todo suma para sostener un ritmo que, sin equilibrio, puede pasar factura. El ejercicio también evoluciona: prácticas como el yoga o pilates ayudan a liberar tensiones acumuladas y reconectar con el cuerpo. Mentalmente, esta etapa suele estar marcada por una sobrecarga de roles: ser profesional, pareja, madre, amiga. Encontrar tiempo para uno mismo y fortalecer vínculos afectivos es parte del autocuidado. Los chequeos médicos comienzan a incluir nuevos parámetros: colesterol, azúcar, presión arterial. Es el momento de conocerse a fondo.
Aparecen cambios hormonales y, con ellos, nuevas formas de sentirse en el cuerpo. Lejos de ser una señal de alarma, es una invitación a priorizar el bienestar con intención.
La alimentación puede convertirse en una aliada poderosa: antioxidantes, omega-3 y alimentos que fortalezcan la piel y el corazón son clave. Las caminatas, la natación y el entrenamiento de fuerza suave ayudan a mantener el cuerpo activo sin exigirle de más. Es también un gran momento para redescubrir pasiones: aprender algo nuevo, viajar, crear. La mente necesita desafíos tanto como descanso. En esta etapa, exámenes como la mamografía y la densitometría ósea cobran un rol protagónico en la prevención.
Llegar a esta etapa no implica frenar, sino todo lo contrario: es la oportunidad de disfrutar con más libertad, pero con salud como prioridad.
Reducir el sodio, mantener la hidratación, incorporar alimentos antiinflamatorios: cada decisión suma al bienestar general. En el plano físico, prácticas suaves pero constantes ayudan a conservar movilidad y equilibrio. Y a nivel mental, nutrir la mente con lecturas, juegos o conversaciones profundas tiene efectos sorprendentes en la memoria y el ánimo. Los controles médicos regulares —foco en salud cardiovascular, ósea y metabólica— aseguran una mejor calidad de vida a futuro.
Más allá de las décadas, existen pilares que aplican para todas las mujeres, en cualquier momento:
Cuidarse no es una meta que se alcanza y se olvida, es una práctica constante que evoluciona con nosotras. Invertir en bienestar es invertir en calidad de vida. Sea cual sea tu edad, nunca es tarde —ni temprano— para empezar a priorizarte.
¿El primer paso? Escucharte. El segundo… empezar hoy; y el tercero: ¡ser constante!
Tú eres la llave. ¡Vive en Balance!
Es una estrategia de Grupo BAL, diseñada para promover el bienestar integral de nuestros colaboradores y sus familias con el acompañamiento de InnovaSalud, especialistas en temas de bienestar.